Arquitectura gótica- renacentista del siglo XVI

Parroquia de San Sebastián. Ubicada en la zona más alta de la localidad, es una sencilla construcción del siglo XVI, de planta rectangular con una nave dividida en dos tramos cuadrados que se prolongan hasta la cabecera recta. La cubierta de la nave se resuelve en el siglo XVI mediante bóveda de terceletes con ligaduras sustentadas por ménsulas. En la cabecera se sustituyó la cubierta original por una bóveda de arista barroca. Externamente es una sobria construcción horizontal, en la que sobresale una pequeña torre campanario de finales del siglo XVIII. Presenta muros enlucidos y sillería reforzando las esquinas.

Los dos primeros tramos de la nave se cubren con bóvedas de terceletes de cables decorados con estrellas apoyando sus nervios en ménsulas platerescas de diseño simple.

La bóveda correspondiente a la cabecera se modificó durante el periodo barroco formándose una bóveda de aristas propias de aquel momento.

El coro, como es usual, se levanta a los pies del templo.

Adosada a la cabecera por el lado de la Epístola se encuentra la sacristía de planta cuadrada.

Los exteriores son muy sencillos, apareciendo enlucidos salvo las cadenas de sillares de las esquinas y de la torre.

La torre, de planta cuadrada y alzado sobrio, se levanta a los pies del templo por el muro de la Epístola y consta de un cuerpo inferior con saeteras

en parte oculto por el pórtico y un cuerpo superior que alberga las campanas bajo arco de medio punto.

En el interior: Lado del evangelio: acoplado a la hornacina se halla el pequeño retablo de San Francisco Javier de estilo rococó y, por ello, fechable en la segunda mitad del siglo XVIII.

Preside el templo un Retablo Mayor que se ajusta a modelos manieristas del hacia mediados del siglo XVII. Su autor fue el ensamblador de Estella

Martín de Aguirre, quien murió antes de finalizarlo; la parte que para entonces había realizado fue tasada en 1658 por los maestros arquitectos Gil de Iriarte y Gabriel de Berasategui, más adelante, en 1667, se verifica un nuevo contrato con Pedro López Frías, escultor de Estella con el objeto de finalizar el retablo; esto es, tres "bultos" de San Sebastán, San Pedro y San Pablo, que se veneran en las hornacinas; son tallas de gran tamaño cubiertas de amplos mantos y no exentas de cierta rudeza.

Virgen del Rosario de comienzos del XVII, la imagen sigue un esquema usual dentro

del Romanticismo, de pié, con el Niño Jesús en posición lateral, por tanto este último

la bola del mundo en una de sus manos. Esta talla se encuentra en la hornacina central

y en el interior de un templete de comienzos del siglo XX.

Píxide de plata de hacia 1500, de gran interés, consta de base circular con decoración grabada, cuerpo cilíndrico y cubierta cónica rematada por Crucifijo que se asienta en una esfera. La pieza se decora con una crestería de traza goticista que recorre la parte superior

e inferior del cuerpo, donde enmarcada por gallones y en caracteres góticos aparece la inscripción EGO SUM PANIS VIVUS JHS;

A la altura del presbiterio está colocada la pila bautismal del siglo XVI,

de piedra, decorada con gallones y cuyo pie lo forma un gran bloque cilíndrico.

Lado de la Epístola: En este lateral únicamente hay que reseñar, la pila de agua bendita, que al igual que la bautismal se fecha en el siglo XVI, utilizándose gallones tanto en el interior como en el exterior de la misma.

Sacristía: Algunas escultura además de varias piezas de orfebrería se guardan en este lugar. Entre las primeras hay que citar un Crucificado del siglo XVII y una talla de

San Isidro de estilo barroco, ejecutada toscamente. No resulta mucho más rico el ajuar de platería,

sin embargo se debe mencionar un cáliz liso de plata, fechable en la primera mitad del siglo XVII y cuya estructura se ajusta al estilo purista. El otro cáliz que se conserva es de plata, liso con esquema general del siglo XVII.

A la salida de la población al camino de la sierra se ubica un magnífico crucero plateresco fechado en 1559, bajo templete abierto de planta triangular y cubierto por bóveda de nervios mixtilíneos. Concebida como cruz procesional, es notable la representación de la Virgen con el Niño del reverso del Cristo, así como el nudo, con magníficos altorrelieves de los evangelistas y de San Pedro y San Pablo bajo hornacinas rematadas por veneras invertidas y separadas por pilastras cajeadas.

Este excepcional crucero se cobija en el interior de un templete abierto . El templete, a base de sillares regulares, presenta una planta triangular cubierta por bóveda de nervios mixtilíneos que apean en medios cilindros. La cruz, realizada toda ella en piedra, está concebida como una cruz procesional y su ejecución es tan delicada y minuciosa como la de cualquier pieza de orfebrería. Se eleva en el extremo de una columna lisa, a la que se adosa un pequeño escudo con las llaves de San Pedro y consta de nudo a manera de templete circular sobre el que descansa la cruz propiamente dicha.

La Virgen con el Niño se representa en el reverso del Crucero, delicada figura con túnica de talle alto y suaves pliegues verticales, contrastando con el ondulamiento del manto. A sus pies y de rodillas la venera el donante. Culminan esta cara del Crucero unos angelillos sosteniendo la corona de la Virgen, finamente trabajada. Se completa esta rica pieza con unos vistosos florones situados en los extremos de los palos de la cruz y en los ángulos del crucero.

Las figuras de los cuatro Evangelistas, además de San Pedro y San Pablo,

se cobijan bajo hornacinas rematadas por veneras invertidas y separadas por pilastras cajeadas en el nudo del Crucero. Todas las figuras estás esculpidas en alto relieve

y destaca la expresividad de los rostros y la soltura del plegado.

Ermita de San Martín. Construcción rural en sillarejo de planta rectangular con cubierta a dos aguas sobre vigas de madera. Alberga un retablo del titular con elementos de los siglos XVII y XVIII. Benditera barroca de cerámica con ornamentación vegetal.

Presbiterio: Presidiendo su interior aparece un pequeño retablo dedicado a San Martín,

rococó de la segunda mitad del siglo XVIII que, sin embargo, aprovecha algunos elementos como el frontón curvo

partido del remate del XVII.Sobre el banco decorado con rocalla, se alza el único cuerpo del retablo, que la forman

columnas de fuste liso y capitel compuesto; en el se aloja la talla de San Martín, barroca y teatral aunque de ejecución ruda.

Lado de la Epístola: La pila de agua bendita es de cerámica, decorada con flores y otros motivos vegetales de tonos azuladosy cabe

clasificarla dentro del período barroco.

En la actualidad la Ermita se encuentra en estado ruinoso

El segundo día de Pascua y el día 11 de Noviembre, acuden en romería, además de Aramendia, los pueblos de Muneta y Galdeano.

Esta Ermita es el último vestigio de un antiguo pueblo que sucumbió bajo los efectos de la peste.

En la actualidad, el territorio del antiguo poblado se ha convertido en el facero del mismo nombre y del que son congozantes los pueblos de

Aramendia, Muneta y Galdeano

Obra realizada por el escultor Guillermo Olmo en el año 2009

Si quiere acceder al escultor, pulse aquí . . . . . Guillermo Olmo